El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

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miércoles, 26 de marzo de 2014

Comparación Nietzsche - Kant


   
   Lo normal es suponer que son dos autores muy distintos, incluso opuestos: uno el filósofo dionisíaco y de la vida, el otro el filósofo del deber y de la razón pura... Sin embargo, además de las diferencias, hay que destacar interesantes confluencias. 
   La obra de referencia sobre el tema es la del crítico francés  Olivier Reboul (Nietzsche crítico de Kant, original de 1974), quien ya desde el inicio advierte que Kant es el autor del que Nietzsche se ha ocupado más, obviamente después de Schopenhauer. De hecho, el descubrimiento del filósofo de la Voluntad lo lleva a su reconocido maestro, y en El nacimiento de la tragedia (1872) alaba a ambos autores y destaca de Kant el carácter subjetivo del Espacio y el Tiempo, sugiriendo un aspecto dionísiaco, ilusorio, para el mundo. Considera además que el kantismo elimina el objetivismo en filosofía y pone límites a las pretensiones de la razón, abriendo el paso al relativismo y a la filosofía artística. Sin embargo, la ética kantiana
siempre será objeto de críticas por parte de Nietzsche, pues recupera en ella a Dios y al alma inmortal, seriamente cuestionados en la Dialéctica Trascendental de la primera Crítica.
   ¿Por qué, entonces, en los últimos escritos, Nietzsche se deja llevar por el sarcasmo y los argumentos ad hominem? La equiparación de Kant con un Tartufo (imagen del impostor) o llamarlo "el gran chino de Königsberg" en Más allá del bien y del mal (1886) son, como los insultos a Sócrates por su fealdad, lo que más se queda en la memoria en las primeras lecturas de Nietzsche: un experto en el arte de la provocación. En efecto, Kant es para él un representante de la cultura alemana que tanto desprecia, un filósofo-profesor (lo que para Nietzsche es una contradicción en los términos), el prototipo del sabio moderno y, por encima de todo, un creyente y un cristiano por convicción y racionalidad. Con la descalificación de "chino" alude a las pretensiones plebeyas, gregarias de la filosofía kantiana (cualquier pretensión de universalidad es pueblerina para Nietzsche). Aquí radica la diferencia principal: Nietzsche no se contenta con invertir o reformular los valores, puesto que esto también Kant lo hace; Nietzsche pretende invalidar la noción misma
de verdad y con ella las pretensiones legisladoras de la razón pura y práctica, cualquier aspiración a la universalidad. La crítica al "mundo verdadero" de Nietzsche se extiende tanto a las Ideas platónicas como a las cosas en-sí kantianas, y aunque sean distintos tales conceptos, son hijos de una misma marea filosófica y religiosa, la del nihilismo occidental empecinado en ocultar el sentido trágico de la vida.
   Sería largo ponderar la elección final de Reboul por Kant y en contra de Nietzsche, de índole moral más que nada; pero de la extensa discusión y comparación de ambos autores deberían entresacarse también algunas confluencias muy apreciables, destacadas por algunos estudiosos españoles (son temas favoritos de Julio Quesada o Domingo Blanco): el reconocimiento por parte de ambos de los límites del conocimiento teórico, el elogio de la figura del genio artístico, el valor dado por ambos a la imaginación productiva y la representación común del mundo bajo la imagen de la dialéctica real, que Nietzsche toma de Heráclito pero que también se halla en Kant.

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