El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

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miércoles, 5 de febrero de 2014

El demonio de Sócrates, según Descartes

Me atrevo a decir que la alegría interior alberga una fuerza secreta que llega a favorecer la fortuna (...). Tengo infinidad de experiencias al respecto y la autoridad de Sócrates para confirmar esta opinión. Las experiencias consisten en haberme dado cuenta de que a menudo las cosas hechas con el corazón contento y sin oposición interna suelen acabar felizmente (....), y eso que se conoce como el demonio de Sócrates no es sin duda más que la costumbre que él tenía de seguir sus inclinaciones internas, con la convicción de que acabaría bien todo aquello que se propusiera con un sentimiento de alegría, y que, al contrario, las cosas acabarían mal si se dejaba llevar por la tristeza. Sin embargo, es cierto que parece superstición creerlo tanto como dicen que hacía él, ya que según informa Platón ni salía de casa cuando su demonio se lo desaconsejaba. En lo que toca a las acciones importantes de la vida, cuando las encontramos tan dudosas que la prudencia no logra indicarnos qué hacer, me parece muy razonable seguir el consejo de este demonio, y útil estar persuadido de que las cosas que emprendemos sin oposición alguna, con esa libertad que suele acompañar a la alegría, nos irán siempre bien.

René Descartes: Lettre à Élisabeth (1646), en OEuvres Philosophiques. Tome III (1643-1650). París: Garnier, 1973, págs. 679-680.

Princesa Élisabeth de Bohemia, corresponsal de Descartes

1 comentario:

yaki dijo...

Hola, Benito:
mi conocimiento de Descartes es bastante escolar, por eso me ha llamado la atención lo poco racionalista que es en este fragmento. Quizás identifique de manera incorrecta la mentalidad racionalista con la sordera a motivos que tienen una fuente misteriosa u oculta a la razón.
Bien, pues que me ha gustado.
Y espero verte pronto.