El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

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viernes, 17 de febrero de 2012

El alma del replicante

   En el año 2019, la Tierra está prácticamente acabada, Los Ángeles es una ciudad en la que llueve continuamente, la basura se amontona y el vandalismo ni se persigue. Todo el que puede emigra a las colonias planetarias del exterior, un paraíso tecnológico sostenido por la mano esclava de los replicantes, androides perfectos, más fuertes y tan inteligentes como sus creadores, pero con un tiempo limitado de vida, La última generación, los Nexus 6, sólo viven 4 años. Para evitar su rebelión se les implantan recuerdos a fin de que se crean humanos. Si alguno delinque, los Blade Runners, policías especialmente duros, se encargan de "retirarlos". A la Tierra llegan cuatro replicantes en busca de una prórroga para su vida. Van escalando en la pirámide de ingenieros hasta llegar al creador, que les confiesa la dura realidad: es imposible evitar la muerte. El policía Rick Deckard (Harrison Ford), mientras tanto, logra retirar milagrosamente a los replicantes y se enamora de una quinta, inesperada androide (Sean Young). En la escena penúltima, tras el duelo entre el jefe de los robots (Rutger Hauer) y Deckard, nos encontramos una de las epifanías más famosas de la historia del cine. Sintiéndose morir de manera "natural", el replicante salva a su enemigo y con una paloma blanca en la mano le dirá lo siguiente:

   Yo he visto cosas que vosotros ni os imagináis. Naves de ataque incendiándose más allá de Orión... He visto Rayos-C centelleando cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.

   En efecto, la paloma blanca sale volando. El aspecto angelical a la vez que demoníaco del cyborg, así como la despedida socrática y bíblica hacen de esta escena un momento inolvidable. El equivoco sobre quién es o no artificial (se apunta la posibilidad de que lo sea hasta el propio policía) y, sobre todo, quién es libre y quién esclavo, dan peso filosófico a este clásico de la ciencia ficción. ¿Pueden los androides soñar con unicornios y madres retratadas en fotos sepia? ¿Pueden enamorarse y odiar, perdonar y matar a sangre fría? La película apunta a que cuanto más perfecta es la copia, más responsabilidades adquiere el original.

BLADE RUNNER
1982
Dirigida por Ridley Scott

1 comentario:

Pilar González dijo...

Ummmm. Blade Runner, tengo que volver a verla otra vez. "Angelical y demoniaco", me encanta la descripción que haces, y como no, la propia escena. También me gusta especialmente el momento en que el replicante se encuentra cara a cara con su creador y, por supuesto, el test de Turing con el que arranca la película. Fascinante.